Todo está enlazado. Todo perfectamente gobernado. No hay nada que ocurra sin que tenga su razón, su trascendencia, su causa y su efecto. Nada. Algo hay que gobierna todo: Un Gran Programa.
El Gran Programa es tan extenso y mágico que escapa a nuestra comprensión. No es un asunto de kilómetros ni de años, no: es un asunto de otras dimensiones totalmente desconocidas para nosotros e inalcanzables para nuestra razón. Tan inalcanzables en su magnitud que nos hacen sonreír sobre lo que supone la presencia del ser humano en el cosmos.
Todo tan extenso... y cambiando. Es un orden mutante hacia otros órdenes interminables. Evoluciona. Y lo hace de forma ordenada, siempre en alguna misteriosa dirección...
Inalcanzable.
En el Gran Programa no existe ni lo bueno ni lo malo, ni lo bonito ni lo feo, ni lo agradable o desagradable. Lo que existe simplemente es. Y si es, es porque es necesario que exista. Además, es necesario que exista enlazado con todo lo demás, ordenadamente enmarañado con todo lo demás para constituir una "red vibrante" que nos abruma, sorprende y maravilla.
Todo vibra porque todo es energía. Energía que vibra con diferentes ritmos, bien orquestados y, por tanto, en armonía. Todo bajo una misma ley, bajo una misma batuta.
Para hacer cumplir esta ley suprema, el Gran Programa emite “llamadas” y ejecuta las acciones correctoras necesarias para cumplir su mágico propósito.
Implacable. Abrumador.
Nada puede escaparse a su orden, a su plan.
El Gran Programa que nos rige aquí en la Tierra, es el mismo que afecta al último rincón del espacio cósmico; el mismo que afecta a la más remota célula que nos compone o a la más insignificante onda energética subatómica.
Los universos se contienen unos a otros en una mágica espiral fractal. Universos que pasan a ser entidades de universos superiores. Todos ellos con sus propios propósitos dentro de toda la maraña del Todo.
Por ello, no es difícil deducir que una persona es un Universo interdependiente con todos los demás Universos que le rodean y de los que forma parte. Es fácil deducir tambien que, a su vez, cada uno de nosotros estamos constituidos por Universos subordinados, interdependientes y coordinados, compuestos por tejidos, que, a su vez, están compuestos por células subordinadas, interdependientes y coordinadas, que a su vez...
Todo ordenado, admitiendo la evolución, el perfeccionamiento, el cambio hacia algo.
Todo obedeciendo la misma ley cósmica.
Inalcanzable.
Bajo esta perspectiva, ¿qué le ocurrirá al "Universo" que "suene" de forma discordante al no admitir esta realidad abrumadora?
¿Acaso no es una verdad evidente que cada "Universo" debe estar en armonía con todo lo demás?
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