Os escribe un buscador. Un buscador que ha superado la pereza y el temor de perder su seguridad. Os escribe un buscador de Algo que responde a una llamada. Una llamada que me busca.
Cuando las golondrinas son llamadas a emigrar inician su viaje obedeciendo el magnetismo de un rumbo mágico. Responden a “Algo” y llegan a una realidad: este o aquel paraje. Y allí donde llegan, anuncian el comienzo de la primavera. El cuándo, el cómo, el a dónde, el por dónde y todas las demás preguntas, le son respondidas sobre la marcha; ellas simplemente se dejan llevar, simplemente actúan como lo que son, golondrinas, y obedecen a su llamada interna.
Obedecer a la "llamada" es un encuentro. Un encuentro mágico entre la ley universal, el Algo, y uno cualquiera de sus componentes que se hace visible en una realidad. Un encuentro entre el buscador y el buscado.
Hay sólo un “Algo” y muchos falsos “algos”. Para saber cuál es el verdadero Algo basta con actuar como lo que se es. Basta con ser simple, sencillo, natural. Ser natural es vivir en armonía con lo que nos rodea, con el entorno, en armonía con la naturaleza. Ser natural es asumir el cometido para el que nacemos.
El hombre lo tiene fácil: si quiere ser natural, simple, sencillo, si quiere encontrar al Algo, basta con que se deje llevar libremente, sin ataduras, sin apegos, sin temores, sintiéndose integrado en su entorno, en armonía con su entorno, situándose en su sitio, haciendo lo que le corresponde.
Basta con extender las antenas y esperar. Basta con engrasar la brújula y esperar. Los receptores de radio no captan bien las ondas si tienen las antenas plegadas o si están encerrados en lugares cavernosos o plagados de interferencias. Para recibir bien la "frecuencia cósmica" hay que abrirse bien, extenderse bien, engrasarse bien y purificarse bien contra toda oxidación. Por tanto, hay que buscar los espacios despejados y naturales evitando los lugares escondidos, profundos y complicados donde suelen habitar las interferencias y los ruidos, es decir, los mensajes confusos.
Un día se producirá el mágico encuentro. Un día la realidad tendrá una dimensión diferente y, siendo la misma para todos, para el buscador buscado presentará unas aristas diferentes, sin dualidades, sin juicios, sin etiquetas diferenciadoras.
Si la flor sabe cuándo debe abrirse. Si el árbol sabe cuándo echar las hojas. ¿Por qué el hombre, que además posee el atributo de la inteligencia, no va a ser capaz de saber qué camino tomar o qué hacer para responder a las "llamadas"?
El Algo que debemos buscar nos busca. Nos dice que somos parte del todo y Todo a la vez. Nos dice que, como parte, debemos andar el camino para el que hemos sido creados. Esta es la llamada: cada uno de nosotros nace para completar al Algo.
Como todo lo que existe, nosotros también somos un proyecto llamado a hacerse realidad. Para que todo funcione bien, para que exista armonía, paz, cada proyecto elemental debe hacerse realidad en lo que le corresponde. Con nuestra plenitud contribuiremos a la plenitud del Proyecto Global.
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