El decálogo inútil

1) Acepta cualquier forma de pensar y tolérala.
2) No pongas límite a nada. No catalogues ni etiquetes. No dividas ni diferencies. No juzgues.
3) Sin instituciones ni grupos organizados. No construyas caminos colectivos ni des un cheque en blanco a nadie para que decida por tí; los caminos están ahí para ser andados y las decisiones, la elecciones de caminos, deben ser personales. Que cada uno se coma su plátano y diga a lo que le sabe.
4) Desnúdate, vacíate, no uses accesorios (drogas, alcohol, lecturas, mantras, visualizaciones, imaginaciones, fantasías). No cubras la realidad con nada porque todo lo que cubre la realidad la oculta y la separa de ti.
5) Ama a todo porque tú eres todo; por tanto, ámate amando a todo. Compadécete por ver el sufrimiento en ti o en los demás pero no te dejes arrastrar por él.
6) No renuncies nunca a ser baliza de amor y nunca hagas negocio con tu luz.
7) No te creas nunca diferente a nada ni a nadie. Siéntete inmerso en todo, como una gota de mar en el océano.
8) No hagas nada que no sea una respuesta a una “llamada” del Gran Programa. Déjate ser, déjate llevar. Despliega al máximo tus antenas para captar estas "llamadas". Permanece atento, en el presente, en el aquí y ahora. Libérate de los ruidos: proyectos, deseos, temores, anhelos, recuerdos... No disperses tu atención; permanece concentrado y atento al instante presente.
9) Piensa en gordo. Cuanto más profundices en ti más te verás desde fuera y más te diluirás en el todo. Cuanto más te veas desde fuera, desde el todo, más te introducirás en tu verdadero ser.
10) Nada de lo anterior sirve. Son sólo palabras que no tienen peso si no accedes a su verdadero significado a través de tu meditación individual.

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