
Para exponer qué es vivir siempre he recurrido a emplear el símil del salón oscuro repleto de gente. Hay muchas salidas, pero sólo unas pocas son las que conducen al exterior; el resto son falsos pasillos sin conexión externa. Nosotros estamos dentro de él y se escuchan voces por todas partes que nos dicen: ¡por aquí está la salida!
La confusión es enorme. Unos van hacia allá y otros hacia acá guiados por gente que llevan en sus manos planos y otros documentos cartográficos; otros se entregan mansamente a las voluntades dominantes de quienes gritan convencidos de estar en la verdad absoluta; otros, simplemente deciden inhibirse...
¿Qué hacer?

Entonces su brújula interna se pone a funcionar para indicarle que el camino está allí, pegado a él: el camino es la aceptación de la negra oscuridad del salón que es la única realidad. Tras esta aceptación todo será simple: bastará con dejarse llevar por las llamadas. Nada más.
¿Acaso las golondrinas viven preocupadas por sus futuras migraciones? ¿Acaso necesitan líderes que les marquen el a dónde, por dónde, el cómo y el cuándo para iniciarlas?
Define bien tu Norte, libera de todas las perturbaciones a tu brújula interna y síguela.
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